La llegada del buen tiempo es sinónimo de época de viajes largos en coche. A todos nos apetece hacer alguna escapada, pasar el fin de semana o las vacaciones fuera, y el coche es el medio de transporte perfecto para este tipo de desplazamientos. Eso sí, siempre y cuando se encuentre en perfecto estado.
El día a día hace que en ocasiones nos olvidemos de hacer revisiones. Pero los viajes largos son momentos en los que nuestro automóvil tiene que estar a punto. Por eso, hemos recopilado ocho cosas que debes tener en cuenta antes de realizar un trayecto largo en coche.
Además, te recordamos que para un chequeo completo del coche pueden acudir a nuestro taller y estaremos encantados de poner tu vehículo a punto.
Los neumáticos, la esencia de la seguridad
Las ruedas son el único elemento que media entre el vehículo y el pavimento sobre el que se desliza, y de su estado depende una conducción segura. Comprueba antes de conducir que la presión de cada uno de ellos (incluida la rueda de repuesto) es la correcta, y que la profundidad del dibujo alcanza al menos 1,6 milímetros, para controlar que la rueda se agarre al firme.
Atención a los frenos
Asegurar el correcto funcionamiento de los frenos es, evidentemente, primordial. Hacerlo antes de empezar el trayecto es algo sencillo y rápido, que nos permite viajar con tranquilidad. Aunque el panel principal nos informa generalmente de cualquier problema, el tacto del pedal nos puede proporcionar alguna señal. Contrasta también los discos y las pastillas antes de salir.
Comprueba la suspensión
Se trata del tercer vértice del llamado triángulo de la seguridad. Los amortiguadores cumplen un papel esencial en la conducción, y testar su estado es fácil: apoyándote con fuerza sobre el capó y soltándolo de repente. Si recupera su altura, no tienes de qué preocuparte, si en cambio rebota y vuelve a bajar, acude al taller, probablemente tengas que cambiar los amortiguadores.
Las luces y la batería deben funcionar correctamente
No ya para que puedas ver a la perfección, algo vital, sino también para poder ser visto por los demás. Comprobar su funcionamiento, su altura, y vigilar que los faros estén limpios antes de arrancar el coche son cosas que se suelen olvidar fácilmente. ¡Controla además la batería para evitar un susto innecesario!
Los líquidos, en su nivel
Se trata de uno de los despistes más frecuentes, en el que no debemos caer nunca, pero muy especialmente antes de un viaje de muchos kilómetros. El nivel del aceite es el primordial (recuerda que se debe echar con el motor en frío), pero no te olvides de otros niveles como el líquido de frenos (que se debe de cambiar en un taller, pues ha de purgarse antes), el del limpiaparabrisas, el del agua, el líquido de dirección o el de refrigeración.
Ante un posible accidente, mejor prevenir que curar
Asegúrate de llevar contigo todo el material requerido en caso de accidente. Esperemos que no tengas que usarlo, pero por si acaso acaba siendo necesario, debes cerciorarte con anterioridad de que transportas en el vehículo los triángulos de señalización, el chaleco reflectante y la rueda de repuesto. ¡Puede que te salven de un pinchazo o cualquier otro contratiempo!
Distribuye adecuadamente la carga
Es importante no cargar en exceso el vehículo, repartir equitativamente los bultos en el maletero y sujetar los que puedan quedar sueltos para que no se desplacen. En el interior del vehículo, debes evitar que los objetos de peso vayan sin agarrar, y puedan moverse o salir disparados en caso de frenos repentinos.
Opta por los breves descansos
Recuerda que lo recomendable es tomarte un descanso aproximadamente cada dos horas, para evitar el cansancio o el sueño. Así que ya sabes, si el trayecto se prolonga más de un par de horas, opta por parar y tomarte algo o estirar las piernas. Tampoco has de hacer pausas excesivamente largas, con unos quince minutos puede que sea suficiente para volver a coger el volante con la mente despejada.