Es una situación recurrente. Comienza el mes de agosto, y millones de personas se cogen las vacaciones de verano.
Gestionar qué hacer con tu vehículo durante los días de descanso es una preocupación muy común. Las realidades son múltiples pero, en esencia, se pueden producir dos situaciones. O bien dejamos el coche en nuestra ciudad y optamos por otros medios de transporte para disfrutar del descanso, o nos lo llevamos con nosotros. Aún en este segundo caso, es muy común que cojamos el coche durante el viaje de ida y el viaje de vuelta, y que el vehículo permanezca estacionado durante días o semanas. Tanto si te lo dejas en casa como si te lo llevas a tu destino y lo dejas allí estacionado, la pregunta es obvia…
¿Es bueno dejar tu coche aparcado durante mucho tiempo?
Aunque lo normal hoy en día es que los automóviles estén diseñados de forma que puedan soportar estacionados períodos más o menos dilatados de tiempo y sin encenderse, las precauciones siempre son aconsejables. Ten en cuenta que lo que conseguirás es evitar que la mecánica se vea afectada, y alargar así la vida útil de tu vehículo.
Intenta, siempre que sea posible, que el vehículo permanezca en un garaje. Evitarás así (además de robos o daños) las posibles consecuencias del clima (lluvias, heladas, sol) sobre la pintura o los neumáticos. Si no puedes tener acceso a un garaje, intenta al menos dejarlo aparcado en un sitio más o menos resguardado o preferiblemente, cubierto. Tápalo con una lona si no lo has estacionado en la vía pública.
Antes de abandonarlo durante unos días, preocúpate de realizar algunas revisiones:
Examina el interior del vehículo: que quede limpio, bien aspirado y sin residuos que puedan producir malos olores o humedades. Además, prevenimos la aparición de insectos en el más que posible caso de que persistan restos de comida como migas o azúcar.
No dejes vacío el tanque del combustible: a pesar de que no vayas a mover el vehículo durante cierto tiempo: mantenlo, al menos, a la mitad de su capacidad y, si es posible, déjalo lleno para evitar la evaporización. Revisa también el resto de líquidos, pues el estar vacíos puede hacer que los depósitos se estropeen si están sometidos a altas temperaturas.
Los neumáticos deben estar completamente hinchados (o hinchados levemente por encima de la presión recomendada por el fabricante), pese a que el coche no se vaya a mover: el permanecer tanto tiempo parado puede provocar deformaciones en las ruedas si no están bien hinchadas. No es mala idea colocar ladrillos o caballetes en los bajos del coche para que, debido al desinflado natural, no toda la estructura se sostenga sobre los cuatro neumáticos. O incluso, disponer unas tablas de madera entre las ruedas y el suelo, que ofrecerán menos resistencia que el asfalto. Si las circunstancias lo permiten, es aconsejable bloquear las ruedas con calzos y liberar el freno de mano durante largos períodos.
En lo que se refiere a la batería: es recomendable desconectarla para evitar que se descargue.
Quitar los bornes es obligatorio si el coche va a permanecer parado una larga temporada.
Desconectarla tiene, no obstante, desventajas: hay elementos que cuentan con preconfiguraciones de fábrica dependientes de la batería, que habrá que reestablecer una vez la conectemos de nuevo.
Si te llevas el coche contigo pero lo dejas estacionado
Durante los días de descanso, procura moverlo de vez en cuando, darle una pequeña vuelta o, al menos, encenderlo esporádicamente, dejándolo algunos minutos al ralentí. Es aconsejable también encender el aire acondicionado (uno de los elementos que más fácilmente se estropea con su falta de uso) al menos, cada dos semanas. Lo mismo es recomendable para los elevalunas eléctricos.
Pasadas las vacaciones, debemos de retomar el contacto con el vehículo sin prisas y con paciencia. Revisa el nivel de los líquidos, la presión de las ruedas, que todos los elementos dependientes de la batería funcionen correctamente. Nunca está de más una visita rápida a nuestro taller de confianza para comprobar que todo sigue según lo previsto.